Mejorar la salud del suelo en la agricultura puede proporcionar soluciones concretas a los desafíos que plantean el cambio climático, la inseguridad alimentaria y la pobreza. Para mejorar la salud del suelo, es fundamental un cambio de mentalidad, conocimientos y prácticas. Sin embargo, el acceso a los conocimientos científicos y tradicionales, así como a maquinaria adaptada e insumos respetuosos con el medio ambiente, suele ser limitado en los entornos de pequeños agricultores. Un entorno propicio a nivel político, que reconozca las posibilidades y necesidades de los pequeños productores, así como la organización efectiva de los pequeños productores para compartir esfuerzos e intercambiar conocimientos, es crucial para cambiar las cartas.

Un formato de 1h30 (90 min) con una mesa redonda en la que participarán 4 ponentes que mezclarán científicos, representantes de la sociedad civil, proveedores de tecnologías y empresas.

El evento profundizó en la importancia fundamental de la salud del suelo como columna vertebral de sistemas alimentarios resilientes, así como de la acción climática y natural. Reunió a diversas partes interesadas de la ciencia, las políticas, el desarrollo, la conservación y el sector privado. Su objetivo era inspirar y movilizar a los participantes para que defiendan enfoques, políticas y acciones de recolección centrados en el suelo.

Temas importantes:

1- Identificar el llamado a la acción específico y los compromisos sugeridos desde cada perspectiva institucional y temática para escalar la salud del suelo

2- Comprender el nexo suelo-clima-naturaleza-alimentos, destacando los múltiples beneficios de la salud del suelo: mitigar y adaptarse al cambio climático, restaurar la biodiversidad, mejorar la resiliencia hídrica, mejorar la seguridad alimentaria y proteger el patrimonio natural y cultural

3- Destacar historias para la ampliación sobre el terreno de prácticas de suelos saludables

4- Examinar el papel de los marcos políticos y un entorno propicio en la promoción de la gestión sostenible del suelo, la agricultura resiliente al clima y las políticas agrícolas centradas en el suelo.

Desde la COP 21, la agricultura, gracias al suelo, se ha convertido en una parte importante de las soluciones al cambio climático. Regenerar la salud del suelo a través de prácticas apropiadas (agroecología) es clave para apoyar a los agricultores de esta manera. Gracias a los testimonios de científicos, representantes de agricultores, gerentes de startups y representantes de empresas agroalimentarias, el panel revisó las respectivas contribuciones de estos actores y no la mitigación del cambio climático, y cómo los agricultores, que son quienes hacen el trabajo en el campo, pueden recibir apoyo para implementar el difícil trabajo de almacenar carbono en el suelo.

Un formato de 1h00 (60 min) con una mesa redonda con 4 ponentes mezclando científicos, representantes de la sociedad civil, proveedors de tecnologías y empresas.

El evento, coorganizado por el IRD, el Cirad y la Iniciativa internacional “4 por 1000”, permitió compartir los puntos de vista y las reacciones de los diferentes actores en torno a la mejora de la salud de los suelos, con el doble objetivo de aumentar la productividad agrícola y capacidades de secuestro de carbono del suelo. Este evento abordó directamente las cuestiones del clima, la biodiversidad y la seguridad alimentaria, cuestiones que están intrínsecamente vinculadas. Este evento se basó en un informe de políticas escrito y compartido antes de la COP28 por los coorganizadores.

No es un secreto que el acceso a los mercados de carbono es un desafío para muchos agricultores. El paradigma existente requiere personas altamente capacitadas para apoyar el desarrollo, registro, validación y auditoría de un proyecto. ¿Cuál es el costo real para los agricultores al contratar estos servicios, qué tan sostenibles son y cuáles podrían ser las alternativas?

Les sols sont au cœur des enjeux globaux et le carbone (C) organique y tient une place majeure pour la lutte contre le changement climatique en absorbant le CO2 de l’atmosphère. Ils sont un réservoir de biodiversité et jouent un rôle majeur dans la sécurité alimentaire  (95% de notre alimentation en dépendent directement). Stocker du carbone organique dans les sols participe à leur fertilité, à la limitation de leur érosion et à leur capacité à retenir l’eau. Leur gestion durable doit permettre de contribuer à plusieurs des ODD des Nations Unies dont l’ODD 2 sur la faim zéro, l’ODD 13 sur les mesures relatives à la lutte contre le changement climatique, et l’ODD 15 sur la conservation et la restauration des terres.

Dans les territoires ultramarins français, les sols sont également au cœur d’enjeux locaux et régionaux notamment la résilience au changement climaqtique, l’autonomie alimentaire, l’alimentation durable qui relèvent également de ces objectifs où les sols agricoles et forestiers ultramarins occupent une place importante. L’ensemble répond à l’ambition de l’Initiative internationale « 4 pour 1000 : les sols pour la sécurité alimentaire et le climat» lancée lors de la COP21 à Paris. L’Initiative invite tous les acteurs impliqués à mettre en place des actions concrètes favorisant le stockage du Carbone dans les sols par la promotion de pratiques. Il s’agit d’inciter les acteurs à s’engager dans une transition vers une agriculture et une sylviculture productives, hautement résilientes, porteuses de développement durable car fondées sur une gestion adaptée des terres et des sols, créatrices d’emplois et de revenus.

Une première Etude « 4 pour 1000 France » intitulée « Stocker 4 pour 1000 de carbone dans les sols : le potentiel en France » (2019), s'est penchée sur les pratiques agricoles et forestières permettant de stocker le Carbone dans les sols de l'hexagone. Elle a été prolongée par l'Etude « 4 pour 1000 Outre-mer »    https://www.etude-4p1000-outre-mer.fr/ qui dresse un état des lieux des connaissances sur les stocks et les flux de carbone dans les sols des départements et régions d’Outre-mer (DROM), territoires qui représentent plus de 15 % de la superficie de l’hexagone. Elle a ainsi permis l'identification de leviers à mobiliser pour favoriser la conservation des stocks et améliorer le stockage de carbone en particulier dans les sols sur ces territoires. Cet état des lieux a notamment l’ambition de contribuer à  des espaces de dialogue territoriaux et inter-territoriaux entre science, politique et les acteurs agricoles et forestiers, pour la conception de politiques publiques ou les prises de décisions politiques. Les dispositifs et les connaissances acquises dans les Outre-Mer français sont des éléments essentiels de la collaboration scientifique de nos organismes de recherche avec les pays du Sud pour répondre aux enjeux internationaux de l’agriculture et du développement. C’est le cas notamment des territoires insulaires des Caraïbes pour les Antilles, de la zone Océan Indien/Afrique de l’Est pour la Réunion et de l’Amazonie pour la Guyane.

Los suelos están en el centro de los problemas globales y el carbono orgánico desempeña un papel importante en la lucha contra el cambio climático al absorber CO2 de la atmósfera. Son una reserva de biodiversidad y desempeñan un papel importante en la seguridad alimentaria (el 95% de nuestros alimentos depende directamente de ellos). El almacenamiento de carbono orgánico en el suelo contribuye a su fertilidad, limitando su erosión y su capacidad de retener agua en las tierras.

En los territorios franceses de ultramar, los suelos también están en el centro de las cuestiones locales y regionales, incluida la resiliencia al cambio climático, la autonomía alimentaria y la alimentación sostenible, que también entran dentro de estos objetivos donde los suelos agrícolas y forestales de ultramar ocupan un lugar importante. Todo esto responde a la ambición de la Iniciativa internacional “4 por 1000: suelos para la seguridad alimentaria y el clima” lanzada durante la COP21 en París. La Iniciativa invita a todos los actores involucrados a implementar acciones concretas que promuevan el almacenamiento de carbono orgánico en los suelos a través de la promoción de prácticas. Esto implica alentar a las partes interesadas a participar en una transición hacia una agricultura y una silvicultura productivas y altamente resilientes, promoviendo el desarrollo sostenible porque se basa en una gestión adecuada de la tierra y el suelo, creando empleos e ingresos.

Un primer estudio del “4 por 1000” en Francia, titulado “Almacenamiento del 4 por 1000 de carbono en los suelos: el potencial en Francia” (2019), analizó las prácticas agrícolas y forestales que permiten almacenar carbono orgánico en los suelos franceses. Fue ampliado por el estudio “4 por 1000 en el extranjero”https://www.etude-4p1000-outre-mer.fr/que proporciona un inventario de conocimientos sobre las reservas y los flujos de carbono en los suelos de los departamentos y regiones de ultramar (DROM), territorios que representan más del 15% de la superficie de Francia. De este modo, permitió identificar palancas que se pueden movilizar para promover la conservación de las reservas y mejorar el almacenamiento de carbono, en particular en los suelos de estos territorios. Este inventario tiene la particular ambición de contribuir a espacios de diálogo territorial e interterritorial entre la ciencia, la política y los actores agrícolas y forestales, para el diseño de políticas públicas o la toma de decisiones políticas. Los dispositivos y los conocimientos adquiridos en los territorios franceses de ultramar son elementos esenciales de la colaboración científica de nuestros organismos de investigación con los países del Sur para responder a los desafíos internacionales de la agricultura y el desarrollo. Este es particularmente el caso de los territorios insulares del Caribe en el caso de las Antillas, la zona del Océano Índico y África Oriental en el caso de Reunión y el Amazonas en el caso de Guyana.

Suelos más sanos son esenciales para la salud de los ecosistemas. Permiten una mayor productividad, una mejor calidad de los alimentos y un mayor secuestro de carbono. Muchas partes interesadas compartieron su visión sobre los caminos hacia suelos más saludables para lograr los objetivos alimentarios y climáticos, en diversos contextos socioeconómicos.